El Consejo de Ministros ha autorizado la adquisición de siete nuevos aviones anfibios De Havilland Aircraft Canadair DHC-515, por más de 375 millones de euros. Para conocer la unidad que mantiene y opera nuestros apagafuegos desde hace más de 50 años, el 43 Grupo de Fuerzas Aéreas del Ejército del Aire y del Espacio, nos hemos desplazado hasta su base principal en Torrejón en donde hemos tenido la oportunidad de embarcar en uno de sus constantes vuelos de entrenamiento.
La misión del 43, la extinción de incendios forestales, requiere de un personal especialmente adiestrado para realizar unos vuelos tremendamente exigentes. Prueba de ello es que uno de cada cinco aviones de este tipo construidos y operados a lo largo del mundo, ha acabado destruido en accidentes durante sus labores de extinción de incendios. Sin embargo, nuestros aviadores atesoran más de veinte años sin sufrir un solo accidente mortal.
La maniobra de descarga de agua es también entrenada hoy en el embalse de El Atazar para lograr la máxima precisión a la hora de soltar el agua sobre las llamas. No debe desperdiciarse ni una gota de la preciosa carga de más de seis toneladas que los botijos transportan en dos depósitos en el interior de su fuselaje. Descargar sobre la base de las llamas, en medio del humo y las corrientes de aire que genera el calor de los incendios es, si cabe, aún más complicado. 
Espero haber transmitido el espíritu aviador y la profesionalidad que destila cada jornada con los corsarios. Así que, como dicen ellos, “Apaga y vámonos”.

You may also like

Back to Top